miércoles, 17 de julio de 2013

Marqués reserva y virgen extra

Cuenta Carlos Falcó, marqués de Griñón, que siendo un adolescente tuvo que convencer a sus padres para que no le enviaran a la academia militar como a su hermano, Fernando. Él quería ser ingeniero agrónomo. Lo supo desde el día en que su abuelo le dio a probar aceite de primera prensada en su castillo de Malpica, propiedad familiar desde el siglo XIII. Años después, tras haber estudiado en Bélgica y recorrerse California en Maserati, desafiaría la ley plantando en esas tierras sus primeros esquejes de Cabernet Sauvignon, que trajo ocultos en el fondo de un camión de manzanas.
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El País dedica un artículo a Carlos Falcó, marqués de Griñón y exitoso empresario dedicado al vino y al aceite, que cultiva en sus propias fincas desde hace décadas. Además, adelanta su intención de escribir próximamente sus memorias, que se añadirían a los dos libros que ya ha escrito: Entender de Vino (Martínez Roca) y Oleum (Grijalbo).
El Marqués de Griñón y su hija Xandra (Foto Samuel Sánchez)

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