sábado, 19 de octubre de 2013

El Duque de Segorbe recoge el Premio Rafael Manzano Martos 2013 de manos de la infanta Elena

Hace poco más de un mes traía al blog la noticia de la elección de Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, duque de Segorbe, junto con el arquitecto Luis Fernando Gómez-Stern como ganadores del Premio de Arquitectura Clásica y Restauración de Monumentos Rafael Manzano Martos 2013 por su excelente trabajo en la restauración y puesta en valor de la judería de Sevilla, a la que salvaron de la ruina más absoluta. 

Este martes se celebró la entrega del premio en la sede de la Real Academia de Bellas de San Fernando, siendo presidido el acto por la infanta Elena, tal y como ya hiciera en la anterior edición del certamen. 

Suma así Ignacio Medina un nuevo reconocimiento en su dilatada carrera al servicio de las artes y la conservación del patrimonio histórico español. Una trayectoria que comenzó en los setenta, cuando en colaboración con varios intelectuales y empresarios estableció la sociedad ProSevilla, una inmobiliaria pionera en España cuyo fin era la recuperación de los espacios más característicos de la capital hispalense, por aquellos años en una situación de desprotección total. 

La infanta Elena hace entrega al Duque de Segorbe del galardón (Foto Casa de S.M. el Rey / Borja Fotógrafos)

martes, 15 de octubre de 2013

La juez archiva la ocupación del palacio de Moratalla por los activistas del SAT

La juez del Juzgado de Primera Instancia e Instrucción número 1 de Posadas (Córdoba), Carmen Robles, ha acordado el sobreseimiento provisional de la causa por la ocupación del Palacio de Moratalla, en el término municipal cordobés de Hornachuelos, a finales de agosto de 2012, que se produjo en la marcha obrera del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT), y todo ello "por falta de autor conocido" en las actuaciones que fueron denunciadas.

La noticia íntegra en este enlace:


Más de un año después de que el Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) asaltara y ocupara el palacio de Moratalla, la juez responsable del caso ha decidido archivar el caso en vista de la imposibilidad de encontrar al responsable de la acción, que pretendía, en palabras del diputado autonómico Sánchez Gordillo, "denunciar el latifundismo andaluz", además de "señalar a una clase social, la más inútil de toda Europa: la burguesía terrateniente, que históricamente ha sido responsable del atraso que Andalucía padece con respecto a otras zonas”.

En junio de este mismo 2013 integrantes del sindicato volvieron a manifestarse frente a la entrada del palacio, esta vez sin irrumpir en el recinto, para exigir la expropiación y puesta a disposición pública de las fincas que la II República confiscó en el marco de la Reforma Agraria y que al finalizar la Guerra Civil se devolvieron a sus anteriores dueños, como es el caso de Moratalla y los terrenos colindantes.

El palacio, a día de hoy reconvertido en hotel de cinco estrellas, tuvo como dueño a José de Saavedra y Salamanca, marqués de Viana e integrante del círculo más íntimo de Alfonso XIII, que disfrutó de numerosas jornadas de caza en los alrededores de Moratalla gracias a la generosidad de su amigo. 

Posteriormente sería adquirido por la empresa Hoteles, Casas y Palacios de España, propiedad de Ignacio Medina y Fernández de Córdoba, duque de Segorbe y director de la Fundación Casa Ducal de Medinaceli, el cual llevó a cabo la restauración del edificio y sus jardines con el fin de abrirlo al turismo y a la celebración de eventos.

Miembros del SAT, con Sánchez Gordillo a la cabeza, durante la ocupación (Foto M. Cubero)

miércoles, 9 de octubre de 2013

Ponen a la venta el castillo de Butrón por 10 millones de euros

Inbisa Inmobliaria ha puesto a la venta el Castillo de Butrón,  ubicado en el municipio vizcaíno de Gatika, dentro de su política de  rotación de activos y de potenciación de sus áreas estratégicas. El  "singular y espectacular" inmueble, de "gran valor" histórico y que  desde 2005 forma parte del patrimonio de la compañía, sale a la venta  a un precio de diez millones de euros, la cantidad en la que ha sido  valorado.

Lee la noticia completa aquí:


La gran fortaleza de los Butrón, situada en Gatica (Vizcaya), lugar de origen de este ilustre linaje emparentado con la práctica totalidad de los reyes medievales, busca un comprador que esté dispuesto a pagar los 10 millones de euros en los que se ha tasado y que además se comprometa a "una conservación adecuada" del edificio. 

La estructura primitiva data del siglo XI, habiéndose realizado diversas ampliaciones en los siglos posteriores con la añadidura de varias torres. Por vía matrimonial el castillo acabaría siglos más tarde en manos de los marqueses de la Torrecilla, siendo el séptimo marqués, Narciso de Salabert y Pinedo, el encargado de devolverle su antiguo esplendor confiando a finales del XIX la remodelación de la fortaleza al arquitecto Francisco de Cubas y González-Montes, marqués de Cubas (título pontificio que no se debe confundir con el concedido por la reina Isabel IIMaría de la Blanca Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias Bohórquez).

Es a raíz de esta reforma integral cuando el castillo adquiere su aspecto actual, radicalmente diferente al primitivo y muy en línea con los fortines neogóticos de Centroeuropa (cuyo mejor ejemplo es Neuschwanstein, construido por Luis II de Baviera). 

Vista principal de castillo (Foto Wikipedia Commons)

Por la unión de Casilda Remigia de Salabert y Arteaga, IX marquesa de la Torrecilla, con Luis María Fernández de Córdoba y Pérez de Barradas, XVI duque de Medinaceli, el Marquesado de la Torrecilla, junto con la fortaleza, pasaría a la Casa de Medinaceli.

A la muerte en 1956 de Luis Jesús Fernández de Córdoba y Salabert, XVII duque de Medinaceli y X marqués de la Torrecilla (quien se dice que sólo visitó la propiedad dos veces en su vida), heredó el castillo su tercera hija, Casilda Fernández de Córdoba y Rey, duquesa de Cardona, que con el tiempo acabó por desprenderse de él. Posteriormente pasó por diferentes manos hasta que ya en 2005 lo adquirió la actual empresa propietaria, Inbisa Inmobiliaria, que lo ha venido  utilizando durante los últimos años para la celebración de eventos y rodajes varios.

domingo, 6 de octubre de 2013

Las formas del escudo

Tras su primer artículo sobre el origen del blasón, Lucas Montojo escribe de nuevo sobre heráldica. En esta ocasión nos ilustra acerca del simbolismo que los escudos tenían para sus portadores y de la significación que sus diferentes formas poseen:

Hace unas semanas traía esta página unas primeras nociones sobre el origen de la ciencia heráldica. En esas líneas hablaba del origen etimológico de la palabra blasón o de los reyes de armas que, durante siglos, han blasonado las armas de las más ilustres casas y de los más altos linajes. Veamos ahora algunos datos más sobre el blasón y su origen, y más concretamente los que tienen que ver con la forma del escudo.

El escudo, del latín scutum, generalmente era un tablero de madera sostenido por bandas de hierro, cubierto de piel por la parte exterior, que hacía las veces de lienzo sobre el que se extendían los colores o se pintaban las armas. En un principio se fabricaban de madera de sauce, fresno, álamo, higuera, corcho e incluso de mimbres entretejidos. 

Todas las naciones y pueblos se han servido del escudo como arma defensiva, modificándolo según el tipo de ataque que debía rechazarse y el arma del atacante. El escudo era la mejor arma de un soldado, de la que no se desprendía jamás, y se complacía en adornarlo con emblemas y figuras consagrándole, incluso, una especie de culto. 

Los escudos sagrados de la antigua Roma, cuyo origen es fabuloso, nos dan una idea del respeto que se tenía a las armas de esta clase. El año 47 de la fundación de Roma -706 años antes del nacimiento de Jesucristo- la peste se extendió por toda la península itálica y no cesó hasta que, según la leyenda, cayó del cielo un escudo de cobre. El rey Numa Pompilio consultó a la ninfa Ejeria y ésta le contestó que aquel escudo serviría para combatir la peste y también para cualquier otro suceso nefasto que pudiera sobrevenir, y que de su conservación dependería la suerte del Imperio. Los galos, para averiguar si sus hijos eran legítimos, tenían la costumbre de colocar al recién nacido en un escudo y aventurarlo a la corriente de los ríos. Si el agua se tragaba la improvisada embarcación, el infante se consideraba bastardo y no se contemplaba la opción de salvarle, mientras que se proclamaba la legitimidad si las aguas respetaban a la víctima. Los broqueles de los egipcios eran de un tamaño inmenso. En tiempos de la guerra de Troya no se portaban en el brazo, se aseguraban al cuello con una correa y protegían el pecho. Fueron los carios quienes cambiaron este uso incómodo y enseñaron a los griegos a llevar el escudo en el brazo izquierdo.

A medida que los pueblos iban evolucionando, el escudo fue recibiendo las influencias del arte, modificándose y cubriéndose de ciertos adornos. Destinado para guarecer al hombre de guerra de los ataques del enemigo, sirvió al mismo tiempo para hacer conocer las bellas acciones bélicas que honraban a su portador. Se representaron en él los grandes hechos por medio de la pintura y de la escultura y los escudos se transformaron en páginas de historia, o mejor aún, en el orgullo portable y tangible de su dueño, aunque algunas veces no era únicamente un hecho de armas lo que se representaba el escudo, sino que podía ser la expresión de un voto, una divisa amorosa o la amenaza de una venganza. 

Así, poco a poco, el escudo fue convirtiéndose en un elemento indispensable, en algo imprescindible para el hombre que veía en él, no un objeto de vanidad, sino un elemento de prestigio e identificación personal y más tarde de su linaje.

Históricamente, en la vieja Europa, cada pueblo ha adoptado una forma propia para su escudo. Por ejemplo, el escudo español en la actualidad es cuadrilongo, redondeado por su parte inferior y, en ocasiones, terminado en punta en medio de la base -forma que comparten también Portugal y la actual región de Flandes-. Los franceses utilizan la misma silueta que los españoles, aunque antiguamente los bannerets -pequeños barones- utilizaban uno totalmente cuadrado, mientras que tradicionalmente las viudas y las doncellas usaban éste mismo girado a modo de rombo. En Alemania parecen no definirse por una única forma, pero en la mayoría de las ocasiones, independientemente de la hechura, se identifica su procedencia por una pequeña escotadura o muesca en la parte superior izquierda que antiguamente se utilizaba para sujetar la lanza. En Italia tiende a utilizarse el escudo oval, por ser la figura del escudo que más se acerca al círculo, diseño que usaron los romanos como símbolo de su dominio universal, aunque en varios países de Europa el escudo oval o circular suele ser de una dama. Los ingleses generalmente utilizan el escudo francés, modificándolo en algunas ocasiones, ensanchándolo por la parte superior del mismo. 

En la próxima colaboración, trataré de explicar sucintamente cuáles son y cómo se llaman las posiciones de las figuras, ya sea en el campo o en el escudo, qué esmaltes -metales y colores- se utilizan sobre el mismo, y por último, cuáles son los forros del escudo y sus diferencias. Espero que con estas nociones el lector comprenda mejor el porqué de las armerías que adornan muchas de las fachadas de los más importantes edificios y organismos estatales, en unos tiempos en los que las tendencias desmitificadoras han relegado al olvido -espero que por el desconocimiento y no por los prejuicios- el enorme bagaje histórico que nos han legado nuestros antepasados a través de la heráldica.

sábado, 5 de octubre de 2013

Una historia de la Duquesa de Alba

Reconozco que he dudado en si escribir o no sobre lo que viene a continuación. Primero, porque no constituye un asunto de candente actualidad. Pero también porque, cuando realizo incursiones de ese estilo, no falta quien escribe un comentario echándome en cara que, con las cosas tan graves que pasan en el país, me ocupe de asuntos tan supuestamente banales y descomprometidos.

El texto completo en este enlace:


José Apezarena, editor de El Confidencial Digital y biógrafo del Príncipe de Asturias, aludía hace unos días a una anécdota relativa a la Duquesa de Alba que recoge la biografía de Carmen Díez de Rivera e Icaza escrita por Ana Romero, tan de actualidad en las últimas semanas por la publicación de la novela Lo que escondían sus ojos (La Esfera de los Libros).

Dice Apezarena que dudaba si era o no conveniente escribir el artículo en cuestión. Pues bien, nunca están de más apuntes como este, sobre todo si tenemos en cuenta la imagen frívola que suelen proyectar a menudo los medios de comunicación, especialmente cuando de Cayetana Fitz-James Stuart se trata. 

Podéis leer más de José Apezarena en su blog y en Twitter.