domingo, 17 de noviembre de 2013

El día en que Cristina Onassis pudo ser marquesa de Griñón

«Papá, me he enamorado de un español», dijo Cristina Onassis. La heredera griega no tuvo el valor de realizar su confesión cara a cara, así que la hizo por teléfono. A las pocas horas, su padre, Aristóteles Onassis, el hombre más poderoso del mundo, aterrizó en Madrid para conocer al pretendiente de su única hija. «Ari, que hablaba perfectamente español, me preguntó cuáles eran mis intenciones con Cristina, y yo le respondí que no tenía ninguna», recuerda Carlos Falcó (76 años) a ABC. En aquel entonces él tenía 30 y ya estaba divorciado de Jeannine Girod; ella apenas tenía 20 y todavía no había saboreado la amargura del desamor. «Ese fue el comienzo de nuestra amistad. Tenía mucha confianza en mí», dice el marqués de Griñón, al que muchos señalan como «el único y gran amor» de Cristina.

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En el vigésimo quinto aniversario de la muerte de Cristina Onassis, ABC ha querido recordar la amistad que unió a la hija de Aristóteles Onassis y a Carlos Falcó y Fernández de Córdova, marqués de Griñón. La relación se inició en los 70, cuando la rica heredera griega aún estaba soltera. A pesar de que el Marqués de Griñón rechazó casarse con ella, ambos continuaron siendo muy buenos amigos en los años posteriores. 

Cristina contrajo matrimonio en cuatro ocasiones, la primera de ellas a los pocos meses de la negativa de Carlos Falcó, acabando todas estas uniones en un rotundo fracaso. Afirma Cristina Thomas de Carranza, tal y como viene recogido en el artículo, que "Carlos Falcó fue el único hombre que se portó bien con Cristina". Ya lo cantó Joaquín Sabina en su canción Pobre Cristina, dedicada a la desdichada millonaria: era tan pobre que no tenía más que dinero. 

Cristina Onassis y el Marqués de Griñón (Foto ABC)

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