martes, 25 de febrero de 2014

"En la RDA no faltaba de nada, pero todo era muy malo"

-¿Cómo se llevaba con la Stasi? 

-Se sabía que estaba presente, pero al final uno no pensaba en ello, porque si no la vida se hacía imposible. Todo el mundo podía, como se comprobó después, ser un delator: el conductor, la cocinera, la doncella, el académico al que visitabas en la universidad. Tenían que hacer un informe de su conversación con el embajador de España, por ejemplo, pero aquello no valía mucho. La cantidad de material que recogían diariamente era inútil por infinita. Las conversaciones de los embajadores en idiomas distintos al alemán que debían traducirse y valorarse significaban tanto trabajo que para cuando se hubiese acabado el comunismo ya habría caído. De hecho ocurrió así.

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Alonso Álvarez de Toledo y Merry del Val, marqués de Martorell, ha concedido una entrevista a El Diario de Sevilla con ocasión de la presentación en la capital hispalense de sus memorias, Notas a pie de página (Marcial Pons). En ellas relata las principales anécdotas vividas a lo largo de su dilatada carrera diplomática, desarrollada en las principales capitales del mundo junto a los grandes personajes que marcaron la segunda mitad del siglo XX. 

El Marqués de Martorell (Foto Epipress)

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