domingo, 29 de junio de 2014

La colección de la Casa de Alba viajará a EE.UU.

Los tesoros de la Colección de la Casa de Alba podrán verse por primera vez en EE.UU. con motivo del 50 aniversario del Museo Meadows de Dallas. Este centro, creado en 1964 gracias a la donación de pinturas españolas del magnate del petróleo Algur H. Meadows, acogerá del 18 abril al 18 de agosto de 2015 una exposición, comisariada por el antiguo director del Museo del Prado Fernando Checa, con los principales tesoros artísticos de la Colección de la Casa de Alba y de obras de otros museos que en el pasado pertenecieron a la Casa de Alba.

Lee el resto aquí:


El Meadows Museum de Dallas acogerá entre abril y agosto del próximo 2015 la muestra Treasures from the House of Alba: 500 Years of Art and Collecting, centrada en la faceta coleccionista de los sucesivos duques de Alba de Tormes y sus títulos agregados. Será la primera vez que el grueso del conjunto artístico que custodia la Fundación Casa de Alba salga de España. A las obras prestadas por dicha entidad se le sumarán otras tantas que en el pasado formaron parte de la pinacoteca familiar y que hoy pertenecen a instituciones de todo el mundo. 

Una de las últimas veces que se organizó algo similar en EEUU fue en 2005, cuando el Portland Art Museum expuso 400 piezas pertenecientes a las colecciones de los príncipes de Hesse. Por otro lado, en España los tesoros de los Alba ya han podido ser contemplados por el público en Barcelona, Sevilla y Madrid.

Retrato de la decimotercera duquesa de Alba, obra de Goya,
una de las piezas que se expondrán en Dallas (Foto Meadows Museum)

lunes, 23 de junio de 2014

La aristocracia española en la jura como rey de Alfonso XIII

Entre la proclamación de Alfonso XIII, celebrada el 17 de mayo de 1902, y la que vivimos este jueves, la de Felipe VI, su bisnieto, han pasado 112 años. Una gran similitud que podría establecerse, a pesar de la distancia que separa una y otra, es la situación de crisis nacional con la que inician sus reinados ambos monarcas y las esperanzas de cambio que suscitan entre los españoles.

Alfonso XIII en 1902 (Foto Franzen)

Las diferencias entre las dos ceremonias, por otro lado, no son pocas, empezando por la edad con que la inician de forma efectiva sus reinados (no hay que olvidar que Alfonso XIII fue rey desde su mismo nacimiento por ser hijo póstumo). El peso que tuvo el clero en la entronización de Alfonso XIII está a años luz del que ha tenido en la de Felipe VI (más de 30 prelados fueron invitados a la primera, además de celebrarse un tedeum en San Francisco el Grande tras el juramento del rey), del mismo modo que, y ya entrando en el tema de este artículo, la aristocracia tuvo un papel mucho más preponderante en 1902 que en 2014. 

Ya sea porque a comienzos del siglo XX muchos importantes puestos institucionales estaban ocupados por nobles, porque hasta 1931 existían cargos palatinos o porque la relación entre la Familia Real y la aristocracia era más estrecha hace un siglo, en la jornada del jueves la visibilidad de los titulados fue escasa. Es cierto que nobleza ha estado presente de manera oficial a través de la Diputación de la Grandeza en la persona de su presidente, Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, duque de Híjar y Aliaga. Como anécdota cabe decir que el presidente del Senado, Pío García-Escudero Márquez, invitado a los actos, ostenta el Condado de Badarán (concedido, precisamente, por Alfonso XIII a su bisabuelo, Pío García-Escudero y Ubago).

Vista del Congreso el día de la proclamación de Alfonso XIII (Foto Antonio Cánovas)

A la jura de Alfonso XIII como rey de España, aquel 17 de mayo de 1902, acudieron numerosos invitados procedentes de todo el mundo, incluido un nutrido grupo de miembros de familias reales, situación que no se ha dado en el caso de Felipe VI. A cada uno de los príncipes extranjeros venidos a Madrid se le asignó un asistente, oficial del Ejército o titulado sin Grandeza de España, y un Grande de España a su servicio.

Clasificados por delegaciones, los príncipes que se desplazaron hasta la capital del Reino y los aristócratas a los que se les encomendó su acompañamiento fueron los que siguen:

Alemania

Príncipe Alberto de Prusia

Joaquín Fernández de Córdova y Osma, duque de Arión

Austria-Hungría

Archiduque Carlos Esteban

Manuel María González de Castejón y Elio, esposo de María de la Encarnación Fernández de Córdoba y Carondelet, duquesa de Bailén

Dinamarca

Príncipe Christian

Pedro Díez de Rivera y Muro, conde de Almodóvar

Gran Bretaña

Príncipe Arturo, duque de Connaught

Jacobo Fitz-James Stuart y Falcó, duque de Alba

Coronel Luis Fernández de Córdoba y Remón Zarco del Valle, marqués de Mendigorría

Grecia

Príncipe Nicolás

Mariano de Silva-Bazán y Carvajal-Vargas, marqués de Santa Cruz

Italia

Príncipe Tomás Alberto, duque de Génova

Juan Manuel Mitjans y Manzanedo, duque de Santoña

Mónaco

Príncipe heredero Luis

Sin Grande de España asignado

Capitán Pedro de Alcántara Álvarez de Toledo y Samaniego, marqués de Martorell

Portugal

Infante Alfonso, duque de Oporto

Francisco de Asís Ruiz de Arana y Osorio de Moscoso, marqués de Velada

Rusia

Gran Duque Vladimir

Pedro Caro y Széchényi, marqués de la Romana

Teniente Coronel Antonio Sarri y Oller, marqués de San Félix

Siam

Príncipe heredero Maha Vajiravudh

Cristóbal García de Loygorri y Murrieta, vizconde de la Vega

Teniente Coronel Juan Ximénez de Sandoval y Saavedra, marqués de la Rivera

Suecia y Noruega

Príncipe Eugenio, duque de Nericia

Francisco de Asís Arias Dávila y Matheu, esposo de María de la Natividad Quindós y Villaroel, duquesa de la Conquista

El Duque de Nericia dirigiéndose al Congreso (Foto Antonio Cánovas)

Por su pertenencia a las instituciones del Estado y a la Real Casa acudieron a la proclamación los siguientes aristócratas:

Gobierno

Juan Manuel Sánchez y Gutiérrez de Castro,  ministro de Estado y esposo de Genoveva de Hoces y Fernández de Córdoba, duquesa de Almodóvar del Río.

Teniente General Valeriano Weyler y Nicolau, marqués de Tenerife

Cristóbal Colón de la Cerda y Gante, duque de Veragua y ministro de Marina

Álvaro de Figueroa y Torres, conde de Romanones y ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes

Congreso de los Diputados

Antonio Aguilar y Correa, marqués de la Vega de Armijo y presidente del Congreso

Real Casa

Carlos Martínez de Irujo y del Alcázar, duque de Sotomayor y Mayordomo Mayor y Guardasellos de los Reyes

Manuel Felipe Falcó y Osorio, marqués de la Mina y Caballerizo y Montero Mayor de los Reyes

María Antonia Fernández de Córdoba Alagón y Bernaldo de Quirós, condesa de Sástago y Camarera Mayor de Palacio

Teniente General Juan Pacheco y Rodrigo, Comandante General de Alabarderos y esposo de Luisa de Salamanca y Negrete, marquesa de Pacheco

Narciso García Loygorri y Rizo, duque de Vistahermosa, Caballerizo y Montero Mayor de los Príncipes de Asturias

Casilda Salabert y Arteaga, Camarera Mayor de los Príncipes de Asturias y esposa de Mariano Fernández de Henestrosa y Ortiz de Mioño, duque de Santo Mauro

María Luisa de Carvajal y Dávalos, duquesa de San Carlos y aya de la infanta María Teresa

María del Carmen Fernández de Córdoba y Álvarez de las Asturias Bohorques, condesa viuda de Toreno y jefa del Cuarto de la infanta Isabel

Cecilia Ruiz del Arco y de la Hoz, marquesa de Arcohermoso y dama particular de la infanta Eulalia

Otras instituciones

Mariano Remón Zarco del Valle y Balez, marqués del Zarco y Primer Introductor de Embajadores

Luis de Silva y Fernández de Córdova, conde de Pie de Concha y Segundo Introductor de Embajadores

No fueron los anteriormente nombrados los únicos miembros de la nobleza presentes en la ceremonia de jura del nuevo rey, puesto que una porción muy significativa de los senadores que en 1902 formaban la Cámara Alta poseían un título (la Constitución de 1876 establecía que los Grandes de España con una renta anual mayor de 60.000 pesetas eran senadores por derecho propio). 

Fueron precisamente diputados y senadores los primeros en ocupar sus puestos en el salón de plenos aquella jornada. Media hora antes del inicio de la ceremonia hacían su entrada los príncipes venidos del extranjero, seguidos de los Grandes de España a su servicio. 

A las 13:40 el Marqués de la Vega de Armijo, de frac y con banda de Carlos III, declaraba abierta la sesión. Pasadas las 14:20 hacían su entrada el Rey y la Regente, siendo aclamados por los allí presentes durante varios minutos. 

A continuación fueron los secretarios del Congreso, Tristán Álvarez de Toledo y Gutiérrez de la Concha, duque de Bivona, y Álvaro Queipo de Llano y Fernández de Córdoba, conde de Toreno, los encargados de abrir ante Alfonso XIII los Evangelios y la fórmula de jura. 

Tomó entonces la palabra el Marqués de la Vega de Armijo, pronunciando las siguientes palabras: “Señor: Las Cortes convocadas por vuestra augusta madre están reunidas para recibir a Vuestra Majestad el juramento que, con arreglo al artículo 40 de la Constitución del Estado, viene a prestar de guardar la Constitución y las leyes”. 

A lo que Alfonso XIII respondió: “Juro por Dios, sobre los Santos Evangelios, guardar la Constitución y las leyes. Si así lo hiciere, Dios me lo premie, y si no, me lo demande”. Contestó entonces el Marqués de la Vega de Armijo: “Las Cortes acaban de recibir el juramento que Vuestra Majestad ha prestado de guardar la Constitución y las leyes”. Explotó de nuevo el público asistente en vivas al monarca. Concluyó de esta manera el acto de jura del rey Alfonso XIII, dirigiéndose la concurrencia al templo de San Francisco el Grande para asistir al tedeum oficiado por el cardenal Sancha, primado de España. Durante esta ceremonia los Grandes de España se situaron en la escalinata del altar mayor.

Momento en el que Alfonso XIII jura la Constitución (Foto Blanco y Negro)

En la comitiva regia formada a la salida del Congreso nuevamente la Grandeza de España tuvo una marcada relevancia, formando parte del cortejo real catorce carruajes pertenecientes a familias de la aristocracia. Colocadas por orden alfabético según la casa nobiliaria a la que pertenecían, desfilaron la carroza de los duques de Alba, de color amarillo, seguida de la de los duques de Aliaga, amarilla y roja; duques de Bailén, azul y roja; duques de la Conquista, también de azul y rojo; duques de Fernán-Núñez, en verde; condes de Heredia-Spínola, en marrón y rojo; duques de Medinaceli, amarilla; marqueses de Miraflores, de marrón;  duques de Santoña, en amarillo; duques de Sotomayor, decorada de azul y rojo; duques de Tamames, verde y rojo; marqueses de Tovar, azul; duques de Valencia, del mismo color que el coche anterior; duques de Villahermosa, azul y rojo; y duques del Infantado. 

Las carrozas de los Grandes de España saliendo del Palacio Real (Foto Antonio Cánovas)

En uno de los periódicos de la época pudo leerse: “El lujo desplegado por la Grandeza ha sido en esta ocasión superior a todo elogio y la elegancia y suntuosidad de los trajes y joyas que lucían las ilustres damas dignas de minuciosa descripción”. 

De la ceremonia del jueves no podría destacarse precisamente ni el lujo ni la suntuosidad que caracterizaron a la de 1902. Asimismo, el nulo papel que la aristocracia como grupo ha jugado en 2014 (más allá de unos pocos titulados que, quitando al Duque de Híjar, estuvieron presentes por motivos distintos a ostentar un determinado título nobiliario) es una representativa muestra de los cambios que ha experimentado España en estos 112 años y, más concretamente, de la transformación que ha vivido la nobleza, despojada de todo privilegio. 

domingo, 15 de junio de 2014

No hay paz para el crimen de los Urquijo

Cada cierto tiempo vuelve a la superficie el conocido como crimen de los Urquijo con ese aire de deuda pendiente, de obra inconclusa. De tanto que se ha escrito, dicho y especulado durante 34 años, el resultado parece insatisfactorio como si al suceso le faltaran uno o varios asesinos confesos. ¿Quién? ¿Quiénes? El lunes pasado se conoció por una discreta esquela que había muerto Mauricio López-Roberts, marqués de la Torrehermosa. Tenía 72 años y fue condenado en su momento a 10 años de cárcel por encubrimiento. El policía que le detuvo, José Romero Tamaral, sintió pena por este hombre “equivocado” al conocer la noticia: “Valoró la amistad por encima de la ley, pero no era un hombre malo”. Tamaral, hoy un abogado de 64 años, cree que durante la investigación “se rozó la verdad absoluta”. Todas las claves del caso están en el sumario. Invita a leerlo: “Allí están los culpables y los sospechosos”.

Continúa la lectura aquí:


La muerte de Mauricio López-Roberts y Melgar, marqués de Torrehermosa, ha devuelto a la actualidad informativa el asesinato en 1980 de María Lourdes Urquijo y Morenés, marquesa de Urquijo, Loriana y Villar del Águila, y su marido, Manuel de la Sierra y Torres. El Marqués de Torrehermosa fue condenado en 1990 a diez años de prisión por encubrir el asesinato, cuya autoría y móvil continúan generando múltiples incógnitas.

Mauricio López-Roberts y Melgar (Foto Interviú)

Las camelias del general Armada vuelven a florecer

Tuve la enorme suerte de conocer el pazo de Santa Cruz de Rivadulla, este mágico jardín gallego, hace unos diez años, de la mano de su dueño y señor de entonces: don Alfonso Armada Comyn, Marqués de Santa Cruz de Rivadulla. Recuerdo que antes de comenzar nuestro paseo me dio un titular en una simple frase: «El pazo de Ortigueira (como también es conocido) es hoy un jardín con una casa grande».

La noticia completa en el siguiente enlace:


Patricia Espinosa de los Monteros relata en ABC su visita al pazo que desde hace siglos pertenece a los marqueses de Santa Cruz de Rivadulla, conocido como Pazo de Ortigueira. Su anfitrión, Juan Armada y Díez de Rivera, primogénito del fallecido Alfonso Armada y Comyn y por tanto heredero del Marquesado de Santa Cruz de Rivadulla, es quien hace de cicerone para la periodista, explicándole todos los detalles de la historia que encierra este espléndido rincón gallego. 

Vista del Pazo de Santa Cruz de Rivadulla (Foto Santiago Turismo)

miércoles, 11 de junio de 2014

BOE: 11-VI-2014

El BOE publica hoy en sus páginas la sucesión por sentencia judicial del Condado de Valhermoso, del que ha sido desposeído Luis María de Casanova y Barón:

-Condado de Valhermoso: Pilar Paloma de Casanova y Barón.

La dinastía Loring en su origen

Los descendientes de una de las familias más influyentes de la historia de Málaga se reunieron ayer en la finca de la Concepción, fundada hace 150 años por Jorge Loring y Amalia Heredia, y por la tarde siguieron la fiesta en el Castillo de Santa Catalina, que también fue de sus antepasados. Casi 300 parientes juntos.

El resto de la noticia aquí:


Siguiendo el ejemplo de los Fernández de Córdoba/Córdova y sus asambleas, los descendientes del matrimonio formado por Jorge Loring y Oyarzábal, marqués de Casa Loring, e Isabel Heredia Livermoore se han reunido en Málaga para estrechar lazos y rememorar el pasado familiar. 

La pareja tuvo una gran influencia en Málaga durante la segunda mitad del siglo XIX, promoviendo numerosas iniciativas económicas, culturales y sociales. De hecho, fue la ayuda prestada a la población malagueña durante un brote de cólera la que le valió a Jorge Loring que Isabel II le hiciera entrega del Marquesado de Casa Loring en 1856.

Jorge Loring y Oyarzábal
(Foto Archivo Municipal de Málaga)

jueves, 5 de junio de 2014

¿A quiénes ha hecho nobles el Rey?

A estas alturas nadie desconocerá la que es, sin lugar a dudas, la noticia del año. Por ello, y a modo de particular homenaje a la principal figura del siglo XX español, dedicaré esta entrada a enumerar los títulos y Grandezas de España que durante su reinado ha concedido el rey don Juan Carlos. Al contrario que en pasadas épocas, los agraciados han sido, además de políticos, hombres al servicio de la Corona y empresarios, también intelectuales y artistas.

Ordenados por año de concesión, los nobles creados en estos 39 años son los que siguen a continuación, apareciendo junto a la denominación de la merced el nombre del primer titular o titular en el momento del otorgamiento de la Grandeza de España y el motivo del ennoblecimiento:

1975: 



El Rey saluda a Carmen Polo, señora de Meirás (Foto Europa Press)

1976:



1977:




Fernández-Miranda jurando su cargo
ante el Rey (Foto Europa Press)

1980: 


1981: 





El Rey y el Duque de Suárez (Foto Agencias)

1982: 


El Rey en compañía de Dalí (Foto Europa Press)

1983:


1986:


Don Juan Carlos conversando con Tarradellas en la Zarzuela (Foto Europa Press)

1987: 


1991: 




Don Juan Carlos y Samaranch en la Zarzuela (Foto TVE)

1992:


Don Juan Carlos en la celebración del 90 cumpleaños del
Conde de Latores (Foto Mª Eugenia Yagüe)

1993: 


1994:





El Marqués del Pedroso de Lara en un almuerzo
celebrado en el Palacio Real (Foto EFE)

1995:


1996:


Don Juan Carlos y Cela durante la entrega del Premio Cervantes de 1995 (Foto EFE)

1997:


2002:



El Rey hace entrega de un galardón al Marqués de la Ría de Ribadeo (Foto EFE)

2003:




2004:


2005:


2008:





Don Juan Carlos recibiendo en audiencia al
Conde de Godó (Foto Casa de S.M. el Rey / Borja Fotógrafos)

2010:







2011:







El Rey junto a Vargas Llosa (Foto EFE)

2014:





Todas estas concesiones, en total más de medio centenar, no hacen más que demostrar la sensibilidad de don Juan Carlos ante los cambios que ha experimentado nuestra sociedad y hacia las figuras que han despuntando dentro de ella, independientemente de su ámbito de actuación. Si precisamente algunos historiadores acusan a Alfonso XIII de no haber sabido valorar a la intelectualidad de nuestro país, su nieto ha tenido una actitud radicalmente opuesta, ennobleciendo a pintores, historiadores, científicos y escritores. 

Por otro lado, no todos los títulos dados por el Rey se perpetuarán en el tiempo. Los ducados concedidos a las infantas Margarita, Elena y Cristina revertirán a la Corona una vez fallezcan éstas, ya que los tres tienen categoría de vitalicios y por tanto no pueden ser heredados. También han tenido esta condición el Marquesado de Dalí de Púbol (si bien es cierto que en un principio era hereditario, pero por petición expresa del propio Salvador Dalí se convirtió mediante un Real Decreto en vitalicio) y dos de los últimos que han sido otorgados, el Marquesado de Crémenes (que, según dijo el propio David Álvarez, es así "porque algunos de mis hijos han querido andar solos") y el Condado de Gisbert (por no tener María del Carmen Iglesias hermanos ni descendencia).

Existe, para los casos en los que el primer titular de una merced nobiliaria carece de herederos, la facultad de que éste pueda designar sucesor, lo cual sucedió en el caso de Manfredo Luis de Borbón y Bernaldo de Quirós, duque de Hernani desde que se le otorgara el título en 1914, quien decidió elegir como siguiente duquesa de Hernani a su prima lejana la infanta Margarita. Por tanto, cuando fallezca la hermana del Rey, el Ducado de Soria no podrá ser transmitido a sus hijos, pero sí el Ducado de Hernani. 

De todos los títulos que ha repartido don Juan Carlos, la mayoría han sido marquesados, seguido muy de lejos por unos pocos condados y ducados. Únicamente ha concedido una baronía y un señorío. Resulta esto último curioso, ya que los señoríos fueron eliminados, en un primer momento, por las Cortes de Cádiz y, de manera definitiva, durante la regencia de la viuda de Fernando VII, situación que vino a confirmarse en 1912 cuando un Real Decreto estableció que no se autorizaría "la conversión del Título de Señor en otra dignidad nobiliaria ni se concederán nuevos Títulos de esa clase". Modificaciones legales posteriores (aprobadas en 1948 y 1988) han alterado algunos puntos de dicha disposición legal, pero no el artículo que hace referencia a los señoríos, por lo que teóricamente continúa estando vigente la prohibición.

Asimismo, sólo un pequeño porcentaje de los títulos concedidos por el Rey han llevado aparejada la Grandeza de España. Éstos son el condado otorgado a Sabino Fernández Campo, antiguo jefe de la Casa del Rey; el señorío que recibió la viuda del general Franco y cuatro marquesados (el de Arias Navarro, para el ex presidente del Gobierno homónimo; el de Marañón, que le fue concedido al hijo del célebre médico; el de la Ría de Ribadeo, también para un ex presidente, en este caso Calvo-Sotelo; y el del Valle de Luca de Tena, otorgado al editor del diario ABC). Aparte quedan los ducados (que siempre le dan categoría de Grande de España a sus portadores) y las Grandezas concedidas a títulos ya existentes (algo común entre los reyes españoles para distinguir a sus más fieles servidores que cuentan con título y que, por tanto, ya son nobles).

Queda por ver ahora qué política seguirá el que está llamado a ser Felipe VI a la hora de ampliar el cuerpo de la nobleza  y cómo serán sus relaciones con la aristocracia. Lo que sí que parece claro por el momento es que don Juan Carlos, una vez formalice su abdicación, no recibirá título alguno, ni de los históricos vinculados a la Corona de España ni de nueva creación.