jueves, 27 de noviembre de 2014

Reacciones a la muerte de una Grande de España

Como era de esperar, la muerte de la popular Cayetana Fitz-James Stuart y Silva ha hecho correr ríos de tinta en todos los medios escritos, más allá de líneas editoriales, tendencias políticas e incluso barreras geográficas. Entre informaciones más serias y otras que directamente rayan el mal gusto, artículos más contrastados y artículos que no hay por dónde coger, opiniones bien fundamentadas y exabruptos cuyos autores nos hubieran hecho un favor a todos ahorrándoselos, son cientos las páginas que estos días se han ocupado de la vida, obras y muerte de la Duquesa de Alba.

De todos los textos que he leído he seleccionado algunos de los que me han parecido más reseñables. El primero de todos, como no podía ser de otra forma, el de Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, duque de Huéscar y heredero de los títulos familiares, en ABC:


El segundo de los hijos de Cayetana Fitz-James Stuart, Alfonso Martínez de Irujo y Fitz-James Stuart, duque de Aliaga e Híjar, también escribió sobre la matriarca de los Alba, en este caso en El País:


Destacables son también los dos recuadros que el siempre acertado Antonio Burgos publicó en su espacio de ABC:



El que fuera alcalde de Sevilla entre 1999 y 2011, Alfredo Sánchez Monteseirín, no quiso dejar de pasar la oportunidad de compartir algunas de sus vivencias junto a la Duquesa de Alba:


El periodista de El Mundo Manuel Jabois también le dedicó su columna a la aristócrata, aunque con una reflexión que se aleja de la línea de las anteriores:


Y, por último, dos opiniones que muestran cómo algunos aún viven bajo las consignas y la retórica de tiempos pasados, independientemente de que puedan tener o no razón en algunas de sus apreciaciones. El autor del primero es el experimentado periodista Íñigo Sáenz de Ugarte y el del segundo Diego Cañamero, miembro del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT):



Para terminar, qué mejor forma de concluir esta entrada en el blog que parafraseando al gran Antonio Burgos: "Que el albero de la primavera te sea siempre leve, querida Cayetana". Con tus aciertos y tus errores. 

Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba de Tormes, 1926-2014
(Foto El País)

jueves, 20 de noviembre de 2014

En la muerte de la Duquesa de Alba

En estos momentos es difícil que nadie con un mínimo interés por la actualidad no sepa ya del fallecimiento de Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba de Tormes. Por tanto, considero que no aportaría demasiado repetir aquí lo que ya todos los periódicos y televisiones han repetido y repetirán en los próximos días acerca de la increíble vida de la Duquesa de Alba. 

No fue ni la que más títulos tuvo ni tampoco la que ostentaba el título de mayor relevancia histórica dentro de la aristocracia española, pero a pesar de ello consiguió mantener y aumentar la leyenda, otorgándole casi tintes mitológicos, de la Casa de Alba, que se ha convertido para los españoles en el centro y referencia casi única de lo que a día de hoy es la nobleza. 

Ha muerto tal y como vivió: rodeada del calor de una España que la ha adorado hasta el final, demostrándole cariño y fascinación por su figura (incluidos los que, con la boca pequeña, se han visto forzados por condicionantes políticos a criticarla por su rango de aristócrata y terrateniente, algo que algunos parecen no poder perdonarle). Su popularidad era tal que la noticia de su expiración ha ocupado las portadas de todos los diarios y hasta ha hecho que nadie recuerde que en este 20 de noviembre se cumplen 39 años del fallecimiento de Francisco Franco, fecha que en ocasiones anteriores se ha visto salpicada por la polémica.

Dejando de lado su faceta más folclórica y popular, es reseñable el aporte realizado por la Duquesa de Alba al mundo de la cultura, preservando para generaciones futuras el valioso patrimonio histórico-artístico de la familia mediante la Fundación Casa de Alba.

Con la partida de Cayetana Fitz-James queda prácticamente finiquitada una época de la nobleza de este país; época marcada por una serie de damas que han ejercido la jefatura de las principales casas aristocráticas de España. Únicamente queda ya como último vestigio de esta generación la también sevillanísima Duquesa de Osuna, nacida en 1925.

La periodista Ana R. Cañil, que redactó las memorias de la Duquesa de Alba, escribía en El País que "tres cosas torturaban los últimos años de la 18ª duquesa de Alba: no haber sido buena madre (...), saber si Dios le perdonaría sus pecados (...) y no estar segura de si su legado, la Casa de Alba, sobrevivirá con sus hijos". Dios, la dinastía y sus hijos: los que podría decirse que fueron los tres ejes que guiaron la existencia de esta polifacética mujer que rompió moldes a la vez que supo conservar la tradición centenaria de la que fue depositaria a la muerte de su padre.

Sirvan, por último, como humilde homenaje a esta mujer, irrepetible para bien o para mal, estos versos que el poeta Francisco Sánchez Barbero dedicó a la otra Cayetana que fue duquesa de Alba, aquella que vivió en el siglo XVIII y posó para Goya:

La duquesa murió. La luz brillante
del astro de Alba, entre ofuscadas nieblas
se esconde: su semblante
las gracias halagüeñas abandonan,
y en torno la coronan
sin fin amarillez, sin fin tinieblas.
Un ¡ay! continuo por su helado lecho
va fúnebre sonando;
y sus tiernos amigos 
cubierto de dolor el triste pecho,
y a golpe tal atónitos quedando,
con lúgubre silencio le rodean,
con encendido llanto le humedecen.
Vanamente el espíritu desean
a su amiga volver: desconsolados
la llaman, no responde, y enmudecen.
Míranla, y desmayados 
su faz llorosa contra el lecho oprimen.
Otra vez vuelven a llamarla, y gimen.
Otra vez a mirarla, y desfallecen.

La Duquesa de Alba bailando sevillanas en una de sus fotografías más conocidas (Foto ABC)

Auge y caída de los Benjumea

El escritor Antonio Burgos dijo de él que era el ‘venerable entre los venerables’. Pero, en realidad, era simplemente el jefe. Ser venerable, como lo define el diccionario de la Real Academia, es el primer paso camino de la santidad, y aunque Javier Benjumea Puigcerver (1915-2001) era casi de misa diaria, nunca congregó fieles a su alrededor. Seguramente, porque no los necesitaba.

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Los orígenes empresariales del gran emprendedor, como se suele decir hoy en día, que fue Javier Benjumea Puigcerver son glosados en este artículo firmado por Carlos Sánchez. Patrono de Abengoa y promotor de la Fundación Fondo de Cultura de Sevilla, Javier Benjumea era sobrino de Rafael Benjumea Burín, conde de Guadalhorce, y Joaquín Benjumea Burín, conde de Benjumea

Le fue concedido el Marquesado de la Puebla de Cazalla en 1994 por "la extraordinaria dedicación al mundo de la economía y al fomento de las actividades culturales y sociales, que han llegado a multitud de beneficiarios". También recibió otros reconocimientos como la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio, la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo, la Medalla al Mérito en Bellas Artes y la Gran Cruz del Mérito Civil.


El Marqués de la Puebla de Cazalla (Foto Abengoa)

martes, 18 de noviembre de 2014

Las intrigas de la Duquesa de Dúrcal

Leticia Dúrcal era una mujer con dos caras. Quizá con más de dos. Para lo que interesa, dos de ellas se pueden ver, incluso, hoy en día. La primera Dúrcal quedó para la posteridad en un retrato –no fue el único– que Manuel Benedito le dedicó en 1910. Por entonces tenía poco más de 18 años y una belleza que, sin duda, facilitó su impactante irrupción en la sociedad madrileña. Benedito pintó un retrato precioso, de esos que Boldini y Laszlo vendían a decenas en Europa y que, para bien o para mal, han desaparecido de la Historia del Arte. Quizá esta sería su cara más conocida, con la que supo convivir (y que siempre fomentó) durante toda su vida.

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Emotivo recuerdo el que realiza José Hernández Barral, un joven historiador que ha realizado ya varios trabajos sobre la aristocracia española en la Edad Contemporánea, de María Leticia Bosch-Labrús y Blat, duquesa de Dúrcal por su matrimonio con Fernando Sebastián de Borbón y Madán, descendiente del rey Carlos III. No fue el suyo un matrimonio feliz por las infidelidades manifiestas de su marido, lo cual llevó a que los tribunales eclesiásticos dictaran sentencia de divorcio en 1928. Falleció en 1981 a los 91 años de edad, dejando dos hijas, María Cristina de Borbón y Bosch-Labrús, heredera del título paterno y casada con el multimillonario boliviano Antenor Patiño (hijo de Simón Iturri Patiño, padre éste de Elena Patiño, madre de la Marquesa del Mérito), y Leticia Fernanda de Borbón y Bosch-Labrús

La Duquesa de Dúrcal retratada por Anglada Camarasa
(Foto Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía)

jueves, 13 de noviembre de 2014

Premio al editor Jacobo Siruela

El universo primordial de Jacobo Siruela está en el jardín. Años ha tardado en darse cuenta, porque años tarda la consciencia en aprehender lo esencial. Años o siglos. Primero fue editor, escritor y diseñador gráfico, "ahora quisiera añadir en mi perfil de Wikipedia: jardinero". Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, conde de Siruela, Madrid, 15 de julio de 1954: un hombre a contracorriente.

El artículo completo en este enlace:


Jacobo Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, conde de Siruela, es junto a su esposa, Inka Martí, la cabeza visible de Atalanta, una pequeña editorial dedicada a publicar libros "que otros editores olvidan". Previamente, en 1982 fundó Ediciones Siruela, la cual vendió para crear la mencionada Atalanta.

Inka Martí y el Conde de Siruela (Foto Atalanta)

lunes, 10 de noviembre de 2014

El lado oscuro de la Reina María Cristina Borbón Dos Sicilias

Nace el 27 de abril de 1806 en Palermo. Sus padres fueron Francisco I de las Dos Sicilias y la infanta María Isabel de Borbón que era hija de Carlos IV de España y hermana de Fernando VII. Tuvo una educación esmerada en su vida en Nápoles. Esta formación se basaba más en la cultural que en la política política, y toda su idea de política era que siempre tenía que haber un gobierno fuerte. 

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Maria Cristina de Borbón, madre de la desdichada Isabel II y más conocida como la Reina Gobernadora por haberse visto obligada a ejercer la regencia al morir Fernando VII, gozó indudablemente de mayor felicidad en su vida personal que en la política. Fue obligada a abandonar en dos ocasiones el país por conspirar y pasó la mayor parte de su vida en el exilio junto a la abundante prole que concibió con su segundo marido, el sargento de Guardia de Corps Agustín Fernando Muñoz y Sánchez, con el que se casó en secreto.

El Duque de Riánsares (Foto Moreno)

Isabel II, haciendo gala de la enorme generosidad que la caracterizaba, concedió numerosos títulos tanto a la familia de su padrastro como a la descendencia habida de estas segundas nupcias de la Reina Gobernadora. En primer lugar, Agustín Muñoz recibió el Ducado de Riánsares y el Marquesado de San Agustín. Juan Antonio Muñoz y Funes, padre del Duque de Riánsares, obtuvo el Condado de Retamoso. A sus medio hermanos Muñoz y Borbón, la Reina otorgó las siguientes dignidades nobiliarias: 

-María de los Desamparados: Condado de Vista Alegre (elevado por Alfonso XII a ducado en 1876 en la persona de Augusto de Czartoryski, único hijo de María de los Desamparados y su esposo, el príncipe polaco Ladislao Czartoryski).

-María de los Milagros: Marquesado de Castillejo.

-Agustín María: Ducado de Tarancón y Vizcondado de Rostrollano. 

-Fernando María: Condado de Casa Muñoz y Vizcondado de la Alborada (al que se le otorgó la Grandeza de España en 1907 por Alfonso XIII siendo la titular Rita Muñoz y Bernaldo de Quirós).

-María Cristina: Marquesado de la Isabela y Vizcondesa de la Dehesilla. 

-Juan Bautista: Condado del Recuerdo y Vizcondado de Villarubio. 

-José María: Condado de Gracia y Vizcondado de la Arboleda. 

Únicamente quedó sin recibir un título el séptimo de los hermanos, Antonio de Padua, muerto siendo un niño.  

Isabel II no fue la única en repartir títulos entre sus parientes, teniendo como antecedentes a Carlos IV y Fernando VII, aunque quizás sí las más espléndida. Tanto Alfonso XII, como María Cristina de Habsburgo-Lorena y Alfonso XIII continuaron ennobleciendo a sus primos Borbón, más o menos lejanos, con la intención en muchos casos de procurarles una buena posición social, ya que la mayoría de ellos carecían de rango real por pertenecer a ramas menores de la familia. 

María Cristina de Borbón, madre de Isabel II (Foto Biblioteca Nacional)

viernes, 7 de noviembre de 2014

Vicente D. Cebrián-Sagarriaga, la nueva era de Murrieta

Tras nueve años de restauración, Marqués de Murrieta reabre sus puertas imponente y sofisticada. Su propietario, Vicente D. Cebrián-Sagarriga, habla de la modernización de esta firma histórica fundada por Luciano de Murrieta en 1852.

La entrevista completa aquí:


El dueño de las bodegas Marqués de Murrieta, Vicente Dalmau Cebrián-Sagarriaga y Suárez-Llanos, conde de Creixell, repasa la trayectoria de su familia al frente de la prestigiosa empresa, fundada por Luciano Murrieta y Ortiz, marqués de Murrieta, en 1852 y adquirida por el padre del Conde de Creixell en 1983. 

El rey Juan Carlos y el Conde de Creixell el pasado 21 de octubre
(Foto Casa de S.M. el Rey / Borja Fotógrafos)

jueves, 6 de noviembre de 2014

El duque de Huéscar: "Estamos buscando los 200 millones que nos ha quitado Forbes"

Este martes se publicaba el ranking de las mayores fortunas de España según la revista Forbes. La duquesa de Alba aparece en la novena posición, con un capital de 2.800 millones de euros. Una cantidad inferior a la que le adjudicaron en la lista de 2013, cuando cuantificaban su patrimonio en 3.000 millones, que la situaban en un octavo puesto, por encima de los March y Alicia Koplowitz.

El resto de la noticia aquí:


Al igual que el pasado 2013, la revista Forbes ha vuelto a situar a Cayetana Fitz-James Stuart y Silva, duquesa de Alba de Tormes, en la lista de las mayores fortunas de España. Eso sí, esta vez le atribuyen 200 millones de euros menos en patrimonio que en la anterior edición. 

Cayetano Martínez de Irujo, conde de Salvatierra y duque de Arjona, se encargó de desmentir el año pasado que el patrimonio familiar, muy difícil de cuantificar por incluirse en él numerosos edificios históricos y obras de arte, fuera de tal magnitud. Esta vez ha salido al paso el mayor de los hermanos, Carlos Fitz-James Stuart y Martínez de Irujo, duque de Huéscar, que se ha tomado con humor las afirmaciones de la revista. 

La Duquesa de Alba en compañía del Duque de Huéscar (Foto 20Minutos)

Monasterio de San Jerónimo, una joya desconocida del gótico

El Real Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso conforma una de las estampas más reconocibles del diálogo que la ciudad de Córdoba mantiene con Sierra Morena, a pesar de que, a lo largo de su historia, que se remonta a varios siglos, ha existido en torno a él un halo de misterio y desconocimiento.

Continúa la lectura en el siguiente enlace:


Gracias al acuerdo al que han llegado la Universidad de Córdoba, el Conjunto Arqueológico de Medina Azahara y Victoria Elena López de Carrizosa y Patiño, marquesa del Mérito, podrá ser visitado el Monasterio de San Jerónimo de Valparaíso, propiedad de esta última. Situado en Sierra Morena, muy cerca del yacimiento de Medina Azahara, en 1912 lo adquirió José María López de Carrizosa y Garvey, marqués del Mérito, quien se hizo cargo de la restauración del edificio, por aquel entonces en estado de ruina. Actualmente la familia continúa habitándolo, especialmente en primavera y otoño, ya que, como afirma la propia Victoria Elena López de Carrizosa, "San Jerónimo me ha encantado siempre, toda la familia siente afecto por el monasterio".

Vista del monasterio (Foto Paseos por Córdoba)